Cuanto más señales se divisan de que se acerca el final de Luka Modric, más se emplea él en llevar la contraria a la lógica del tiempo, la biología y los equilibrios tácticos. En el momento en que el Real Madrid se encontraba atascado contra la resistencia del Sevilla, Carlo Ancelotti recurrió a lo que parecía el punto más recóndito del armario. Incluso allí, aún alumbra la llama de Modric, empeñado en destrozar los calendarios.
La crónica de David Álvarez en este enlace: