El año pasado, la Tierra captó una extraña señal desde el espacio: ya sabemos su origen

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Una señal enigmática detectada desde el espacio ha generado un notable interés entre la comunidad científica internacional, tras ser capturada por radiotelescopios en varias ubicaciones del mundo. Este fenómeno, que se distingue por una emisión de ondas de radio sumamente breve e intensa, suscita preguntas sobre su fuente y naturaleza.

El origen de la señal fue ubicado a inicios de junio y pertenece al grupo de eventos denominados “ráfagas rápidas de radio” (conocidas como Fast Radio Bursts o FRBs por su nombre en inglés), un fenómeno astrofísico que ha ganado importancia recientemente debido a su alta intensidad y corta duración. En contraste con otras señales capturadas anteriormente, esta es notable por su extraordinaria duración: apenas 0,5 milisegundos, convirtiéndose en un reto incluso para los equipos de observación más modernos.

Los FRBs son impulsos de radiofrecuencia que vienen del espacio profundo, y a pesar de haber sido descubiertos en 2007, su origen sigue siendo incierto. Algunos se producen una sola vez y luego desaparecen sin dejar pista, mientras otros se repiten en intervalos desconcertantes. En esta situación específica, los científicos no han observado una repetición hasta ahora, lo que dificulta aún más su estudio.

Uno de los temas que más fascina a los investigadores es la cantidad de energía desprendida en este suceso. Se estima que, en ese breve momento, el fenómeno liberó una cantidad de energía comparable a la que el Sol genera en varios días. Esa fuerza, junto con su breve duración, indica que el evento podría estar vinculado con procesos extremadamente violentos, como choques de estrellas de neutrones, magnetar (una clase de estrella de neutrones con campos magnéticos extremadamente intensos), o incluso procesos que la astrofísica actual aún no ha explicado.

El grupo de investigación, formado por astrónomos y físicos de varias naciones, está dedicando sus esfuerzos al análisis de la señal utilizando algoritmos de inteligencia artificial. Con estas tecnologías, han logrado eliminar la posibilidad de que sea interferencia creada en la Tierra, como podría ser una transmisión artificial de satélites o dispositivos humanos.

El origen de la señal está siendo investigado. Los cálculos iniciales indican que proviene de una distancia de miles de millones de años luz, sugiriendo que se originó en una etapa temprana del universo, posiblemente cuando las galaxias estaban todavía formándose. Esta antigua señal no solo resulta intrigante, sino que también podría ser una fuente valiosa para comprender cómo evoluciona el cosmos.

A pesar de los progresos en tecnología y del aumento en la cantidad de observaciones de FRBs, los astrónomos aún se enfrentan a un misterio. Algunos de estos destellos parecen proceder de galaxias determinadas, lo que permitiría identificar su fuente. Otros, como en este caso, no dejan indicios claros, lo que lleva a los científicos a conjeturar sobre su entorno galáctico y las circunstancias físicas que podrían haberlos producido.

El hallazgo ha proporcionado un nuevo vigor a la investigación del espacio profundo. Durante los próximos meses, radiotelescopios como el FAST (en China) y el MeerKAT (en Sudáfrica) se enfocarán en observar áreas próximas al punto de origen calculado de esta señal, tratando de identificar emisiones similares o incluso captar un eco del fenómeno inicial.

Este tipo de hallazgos alimenta tanto el rigor científico como la imaginación pública, en especial cuando se plantea la posibilidad, aunque remota, de que estas señales pudieran tener un origen artificial o incluso extraterrestre. No obstante, la comunidad científica se mantiene firme en su enfoque racional, priorizando las hipótesis naturales y físicas por encima de las especulaciones.

Actualmente, el fenómeno se añade a un extenso catálogo de sucesos incomprensibles que, en el futuro, podrían proporcionar pistas esenciales para comprender los lugares más remotos del cosmos y las energías que le dan forma. El enigma persiste, y cada nueva información reduce un poco más el margen de incertidumbre sobre uno de los eventos más intrigantes de la astrofísica moderna.

By Confidencial de México