Elecciones en México: ‘Edomex’, el escenario más probable

En todo proceso electoral siempre debe haber incertidumbre sobre su resultado final y quién ganará. Es parte del juego democrático. Sin embargo, siempre hay escenarios más probables ya sea por la propia historia de los procesos o por los factores de los que depende esa elección. A este análisis es necesario agregar lo que frecuentemente son lugares comunes o mitos sobre cualquiera de estos procesos, para sopesar su relevancia o posible impacto.

Empezaré con un lugar común. Con frecuencia se dice que la elección del Estado de México es decisiva para el resultado electoral de la presidencia del país que se llevará a cabo el año siguiente. La historia reciente muestra que no hay correlación. En las últimas cuatro elecciones para gobernador en esa entidad federativa ganó el PRI —y para efectos prácticos en todas las que se han realizado desde que hay procesos electorales en México—. En 1999 Arturo Montiel, del PRI, ganó la gubernatura y al año siguiente Vicente Fox, del PAN, ganó la Presidencia del país. En 2005 ganó la gubernatura Enrique Peña Nieto del PRI y en 2006 ganó Felipe Calderón del PAN. Solo en 2011 y 2012 hubo una coincidencia cuando Eruviel Ávila ganó la gubernatura y Enrique Peña Nieto la presidencia, ambos del PRI. Finalmente, en 2018 ganó el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, de Morena, mientras que el año anterior había ganado el actual gobernador Alfredo del Mazo Maza, del PRI. Por lo tanto, no hay evidencia para sostener que la presidencia del año siguiente depende del proceso del Estado de México.

El otro mito es que los procesos electorales de Edomex A menudo resultan elecciones cerradas. Si repasamos los últimos cuatro procesos electorales, podemos ver que los resultados son bastante abiertos. Me refiero a los últimos cuatro procesos porque es cuando en nuestro país hemos tenido elecciones más competitivas.

En 1999, la diferencia entre el primer lugar (Arturo Montiel) y el segundo lugar (José Luis Duran Reveles, del PAN) era de casi siete puntos porcentuales (6,98). En 2005, la diferencia entre los dos líderes (Enrique Peña Nieto, del PRI, y Rubén Mendoza, del PAN, era de casi 23 puntos (22,85). En 2011, Eruviel Ávila superó por amplio margen a Alejandro Encinas, del PRD. la diferencia fue de más de 40 puntos (41,01). Solo en la última elección hubo una reñida contienda en la que el actual gobernador Alfredo del Mazo Maza superó a la actual candidata Delfina Gómez, de Morena, por menos de tres puntos porcentuales (2,8).

Metodológicamente, sería motivo de otro artículo para explicar un ejercicio como el que propongo. Pero si hiciéramos una media de estas últimas cuatro elecciones, la diferencia sería del 18% (18,40). Curiosamente, las mediciones de cabeza a cabeza registran esta diferencia en su preferencia bruta (es decir, cuando no se vuelve a calcular la falta de respuesta). Con base en la evidencia, podemos decir que las elecciones en el Estado de México son elecciones bastante abiertas y solo excepcionalmente han sido cerradas, como en el último proceso de 2017.

Ahora bien, ¿de qué depende el resultado de las elecciones para gobernador en el Estado de México? Propongo siete factores a observar:

  1. Primero está la alianza con el Partido Verde (PVEM). Este es probablemente el elemento más importante en esta elección. Hay que recordar que hace seis años el PVEM estaba en alianza con el PRI y Nueva Alianza. Visto por partido, la candidata Delfina Gómez venció a Alfredo del Mazo, pero con los votos de sus aliados, el actual gobernador terminó ganando. Hoy, el PVEM está con Morena. En 2021, este partido participó en solitario y obtuvo poco más del 5%. Si le sumamos ese porcentaje a Morena, no solo recuperaría los 30 municipios que dejó de gobernar, sino que ganaría 10 más. De hecho, en una elección de suma cero, esos cinco puntos se convierten en 10.
  2. Lo más probable es que el posible candidato del Movimiento Ciudadano (MC), Juan Zepeda, no crezca como lo hizo en 2017 con el PRD. Hace seis años, este candidato impidió que la candidata de Morena siguiera creciendo. Juan Zepeda obtuvo casi el 18% de la preferencia. En elecciones locales anteriores, MC le ha quitado votos a Morena, como se muestra en el caso de Campeche o, hasta el extremo, en el caso de Nuevo León. En unas elecciones a gobernador de 2021 y 2022 se registró en promedio que dos de cada tres votos de MC tenían a Morena como segunda opción. Parece que este factor no jugará en esta elección.
  3. Los votantes de la alianza opositora se encuentran en un dilema permanente. Votar por el candidato del partido históricamente opositor no es fácil. Esta es una decisión difícil para los votantes del PAN y el PRI. A nivel nacional y en las elecciones locales, uno de cada cuatro priistas dice que nunca votaría por un candidato del PAN, ya su vez, uno de cada tres panistas dice que nunca votaría por un candidato del PRI. En algunas elecciones locales esta contradicción ha sido clave para impedir la victoria de la alianza entre PRI, PAN y PRD.
  4. A diferencia de lo que sucedió en las elecciones locales de 2021 y 2022, en las que hubo muchos cargos en disputa en diferentes niveles de gobierno, la elección en el Estado de México es una elección de gobernador únicamente. En 2021, las campañas electorales federales tuvieron un gran impacto en los 15 procesos para elegir gobernadores. A esto hay que sumar también el “ruido” en algunos estados con elecciones a congresos locales o presidentes municipales, como sucedió especialmente en 2022. Sin estas campañas paralelas, la elección se concentrará en los principales candidatos.
  5. Si la elección se centra en las candidatas, conocer sus nombres es fundamental. Es cierto que en un proceso normal, a medida que los candidatos se conocen mejor, tienden a ser más preferidos. En el caso de Delfina Gómez, es su segunda campaña para gobernadora, por lo que sus niveles de conocimiento están cerca de los 70 puntos y es muy probable que llegue a los 80 o 90 al final de la campaña. Alejandra del Moral, candidata de la alianza del PRI, alcanzará el porcentaje con el que arrancó Delfina Gómez en mayo, es decir, lo más probable es que nunca lo alcance. Delfina Gómez siempre tendrá alguna ventaja.
  6. El problema de fondo de la candidata priísta Alejandra del Moral es que aun cuando su nivel de conocimiento crece, tiene que llevar la pesada carga de su partido. La imagen del PRI tanto a nivel local como nacional se encuentra en niveles históricamente bajos. Hoy es el partido político nacional con peor imagen. Esta pesada carga te dificultará crecer, incluso a medida que aumente tu nivel de conocimiento.
  7. Finalmente, está lo que podríamos llamar el factor clientelar al que muchos atribuyen la posibilidad de ganar o perder unas elecciones. En general, se puede decir que cuanto menor es el electorado de la demarcación en disputa, mayor es el impacto de una movilización. El Estado de México cuenta con el mayor electorado por entidad federativa del país. Parece difícil que haya una movilización que pueda cambiar la ventaja que tiene hoy uno de los candidatos.

En conclusión, todo parece indicar que el escenario más probable es que la candidata de Morena Delfina Gómez mantenga su ventaja y que el proceso no sea concursado. De hecho, por los factores antes mencionados, existe un escenario en el que la elección no solo no estaría cerrada, sino que incluso ampliaría la ventaja de la ventaja, como sucedió con tres de los cuatro estados que ganó Morena en 2022 (Hidalgo, Oaxaca y Quintana). roo). . Siempre existe el peligro de sobreestimar al partido en el poder en el gobierno federal como le sucedió al sindicato en las elecciones federales de 2021. Sin embargo, esto no ha sucedido en la mayoría de las elecciones locales para gobernador. En algunos casos incluso se ha subestimado.

Quedan menos de tres meses y medio para saberlo y acabamos de entrar en el periodo de intercampañapoco tiempo para que los números se muevan radicalmente.

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By Confidencial de México

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