El lehendakari Imanol Pradales presentó hoy en Bilbao el Basque Segurtasun Foroa, una iniciativa destinada a impulsar, durante un año, un análisis profundo y colectivo de la seguridad en Euskadi. El objetivo: instaurar una conversación sin complejos ni tabúes que permita reforzar la protección de las personas en un escenario marcado por nuevas amenazas. La inauguración, celebrada en el Palacio Euskalduna, contó con la participación de diversos agentes institucionales, expertos y representantes locales, con el fin de tejer un diagnóstico compartido sobre el presente y el futuro de la seguridad en la región.
En su intervención, Pradales destacó que “la seguridad es un aspecto social crucial” e insistió en que no debe considerarse algo asegurado: “Es un objetivo que se logra día a día”. Invitó a “discutir y presentar ideas sin temores”, superando los estigmas y dando importancia al saber y la experiencia. Asimismo, planteó si las actuales habilidades políticas son adecuadas o necesitan ser fortalecidas y expandidas para afrontar los desafíos más recientes en Euskadi.
El encuentro pretende tratar la seguridad de manera integral. De esta forma, además del enfoque tradicional en la delincuencia en las ciudades, la conversación incluirá nuevas perspectivas —como desastres climáticos, seguridad digital, protección corporativa, autoprotección y eventos masivos— con múltiples sesiones distribuídas en diferentes regiones y pueblos para escuchar las preocupaciones de los residentes. Durante la inauguración, estuvieron presentes el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, y el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, quien destacó la naturaleza constructiva del diálogo.
El plan incluye 31 reuniones, comenzando con un evento en Enkarterri el 9 de julio próximo, lo que permitirá al foro liderar un enfoque cercano a la ciudadanía. Zupiria subrayó la intención de llevar la discusión hacia los alcaldes, las fuerzas de la policía local, servicios de emergencia, empresarios y otros participantes regionales, para enriquecer el Plan de Seguridad Integral 2026‑2030 con propuestas concretas y relevantes para cada área.
Pradales no dudó en reconocer que no solo se trata de sensaciones, sino de datos: robos personales y en domicilios, ciberataques y violencia machista han registrado aumentos en los últimos cinco años, lo que repercute directamente en la percepción social de inseguridad. Además, recordó la sucesión de crisis recientes —como la pandemia, la guerra en Ucrania, el apagón energético y episodios climáticos extremos— que han revelado la vulnerabilidad colectiva y reforzado la necesidad de capacidades organizativas más robustas.
El foro nace en el primer aniversario de la actual legislatura y forma parte de un impulso más amplio del Departamento de Seguridad para reforzar instrumentos institucionales. Entre ellos, figura la mejora de condiciones salariales y laborales de la Ertzaintza, la ampliación de efectivos hasta 8.000 agentes, y la renovación de su flota ondavasca.com. Ahora busca consolidar una estrategia que abarque los distintos vectores de riesgo: desde ataques digitales hasta grandes concentraciones deportivas, con la mirada puesta en la prevención más que en la reacción.
Diversos expertos ofrecieron diferentes puntos de vista. Por ejemplo, el jefe de seguridad del Feyenoord proporcionó observaciones acerca de los peligros en eventos multitudinarios, mientras que un experto en ciberseguridad pidió cautela pública ante estafas digitales. También se discutió el rol de la detención preventiva y la repetición delictiva, así como la importancia de mantener un balance entre libertad y seguridad.
La Generalitat catalana valoró ese enfoque integral, al igual que otros gobiernos europeos que, en paralelo, están incorporando esta noción de seguridad como parte de su política estratégica. Actualmente, la Unión Europea promueve una visión unificada que combina defensa, resiliencia y cohesión social .
Queda por ver si las 31 sesiones, las conclusiones generadas y las aportaciones territoriales se traducen en medidas concretas y visibles antes de 2030. El reto es ambicioso: prevenir y atender amenazas diversas, fortalecer instituciones, cerrar brechas de confianza, pero sobre todo, promover que la ciudadanía se reconozca como protagonista de su propia seguridad.
Con esta propuesta, Pradales intenta no solamente reaccionar ante un aumento confirmado de riesgos, sino también encabezar un cambio cultural: situar la seguridad como prioridad principal en la agenda pública, utilizando la participación y el estudio técnico en lugar del temor o la coerción. Es un compromiso con una Euskadi más segura, pero también más unida, resistente y activa frente a un futuro cada vez más impredecible.