Los desafíos de la estrategia ‘Todos contra Morena’: poco liderazgo y mucha fragmentación

La oposición mexicana no deja de registrar nuevas marcas, distintas piezas que se suman a un mapa cada vez más fragmentado. Por un lado, los partidos clásicos (PAN, PRI y PRD), unidos en una improbable alianza tras el desplome de las últimas elecciones presidenciales. Por otro, grupos empresariales y parte de la sociedad civil que también estuvieron detrás de la alianza entre las partes hace un par de años. Y el último en llegar, Movimiento Ciudadano, el verso suelto que se resiste a ser cogido en la pinza, presentando una nueva plataforma junto a viejos conocidos. Todos aspiran a convertirse en una alternativa social y política al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, blanco de todas las críticas y el pegamento que podría unir a las distintas piezas de la oposición.

Todos, más o menos, ocupan el mismo espacio político y el horizonte ideal será una confluencia que multiplique fuerzas de cara a la elección presidencial de 2024. Un futuro que no está tan claro para todos y del que no hay garantía. Hasta entonces, la maraña de siglas aún no destila líderes demasiado claros para enfrentar al omnipresente López Obrador, a quien aún le quedan casi dos años de mandato y quien, pese a no figurar en la próxima boleta presidencial, su figura y su legado será inevitablemente el nudo de las elecciones. Así está en estos momentos el rompecabezas de la estrategia de todos contra Morena.

Tanto Unid@s por México, la iniciativa civil y empresarial, como Va por México, la alianza de partidos, están en contacto desde hace meses. Ambas plataformas, que nacieron casi de la mano, son las más interesadas en desembocar en una candidatura unitaria para 2024. Precisamente, la agenda de Unid@s es lanzar en unos meses un proceso de primarias abiertas para que tanto “desde los partidos como desde la sociedad civil elige a un candidato fuerte y unido”, explica uno de sus voceros. Desde el PAN reconocen los contactos, pero difieren en los tiempos. “No creo que estemos en ese punto todavía. pláticas a fondo y muchos de los que están en estas plataformas van a ser candidatos, porque también necesitamos cuadros para las listas locales y estatales”, señala la diputada panista María Gómez del Campo.

Gustavo de Hoyos, líder de la organización Sí por México, el empresario Claudio X. González y el senador Emilio Álvarez Icaza, el 10 de octubre.Daniel Augusto (Cuarto oscuro)

El gran ejemplo de unidad desde el que pretenden sentar las bases para construir algo más sólido es la marcha del pasado mes de noviembre. La protesta en las calles contra la reforma electoral del presidente, que se repetirá este mes, concentró claramente a los sectores opositores por primera vez en lo que va del sexenio. Entre las organizaciones que apoyaron la movilización se encuentran algunas vinculadas al PAN y al PRI. Pero el motor era el núcleo de la plataforma de Unid@s. En particular, los empresarios Claudio X. González y Gustavo de Hoyos Walther, expresidente de la patronal, dos veteranos opositores a la obradorismo. Fuera del mundo civil y de la empresa, la plataforma también cuenta con políticos como el expresidente del PAN Gustavo Madero o el senador sin partido Emilio Álvarez Icaza.

“Apoyar una alianza sería una traición”

MC, impulsor de Mexicolectivo, ha puesto aún más distancia de Va por México y Unid@s, haciendo parecer que la integración de la oposición es una posibilidad bastante remota. “Para nosotros, tener una candidatura o apoyar una alianza sería una traición absoluta. No queremos eso”, dice la senadora emecista Patricia Mercado, una de las líderes de la organización. “Las otras dos alianzas están bien establecidas, llevan mucho tiempo trabajando, tienen su propio liderazgo, sus propios objetivos. de ninguna manera Mexicolectivo quiere hacerse cargo de ese bloque”. Mercado aclara que MC no busca uniones forzadas para enfrentar a López Obrador y Morena. “No podemos volver al pasado, donde teníamos opciones, plataformas y propuestas restringidas. No me parece válido decir ‘nos vamos a juntar todos para que se vayan’. Pues no. ¿Porque? En fin, si una cosa decide la mayoría de los ciudadanos, pues tenemos que con eso hay que pelear, con eso hay que luchar, y con eso hay que movilizarse si no estamos de acuerdo, pero no bloqueos forzados, porque eso no va a ayudar al país, vamos a estar siempre confrontados y no solucionando los problemas de México”.

El acto de presentación de Mexicolectivo esta semana en la capital estuvo lleno de rostros conocidos del panorama político de las últimas décadas. Cuahtémoc Cárdenas Solórzano, líder moral de la izquierda mexicana, fue parte del inicio pero decidió bajarse del barco tras las críticas personales de López Obrador, su excompañero y discípulo. Quedan otros cuadros veteranos, como Francisco Labastida (80 años), primer candidato del PRI en perder una elección presidencial, o la senadora Josefina Vázquez Mota, excandidata presidencial del PAN y exsecretaria de Educación de Felipe Calderón. Su participación, más que dar fuerza, pareció eclipsar lo que se presentaba como una organización vanguardista y ajena a los partidos.

La senadora panista Patricia Mercado durante la Reunión Colectiva por México, el 30 de enero.
La senadora panista Patricia Mercado durante la Reunión Colectiva por México, el 30 de enero.Sashenka Gutiérrez (EFE)

Para los analistas, lo único claro en el río revuelto de la oposición es que sobran personajes que quieren encabezar la orquesta. Pero hay un problema: falta público. La aldea. ¿A quién quieres conducir? ¿A quién le están hablando ellos? Se suele decir de la izquierda que cuando llega al poder no sabe gobernar porque está acostumbrada a estar en la oposición. Al contrario, podría decirse que los opositores de hoy, que ya gobernaron en el pasado -el PRI solo presidió el país durante casi un siglo-, pisan un terreno desconocido para ellos: el de la crítica y la autocrítica, para decir de los especialistas.

“Llama la atención que, a pesar de la necesidad de unidad por parte de la oposición para capitalizar el descontento de las clases media y alta contra López Obrador, se esté dividiendo. Parecería que están peleando por los asientos en un concierto donde hay poca gente. Ya hay más líderes que personas”, ironiza la politóloga Blanca Heredia. “Los gobiernos del llamado régimen de transición (2000-2018), tanto del PAN como del PRI, abandonaron mucho el territorio y se concentraron en el escritorio. Y eso es en parte lo que explica el ascenso al poder de López Obrador, quien hizo todo lo contrario: se dedicó a trabajar el territorio durante muchos años, y creo que los partidos de oposición han perdido de vista la enorme importancia de este tema. ”.

El académico cree que, en el mejor de los casos, la oposición está probando cuál de las tres plataformas es la más conveniente para, en el último momento, liderar un movimiento unificado contra el obradorismo. En el peor de los casos, señala, la oposición simplemente queda pulverizada. Con todo, Heredia afirma que los integrantes de los tres frentes han ejercido poca autocrítica y no han podido esbozar una alternativa al proyecto de López Obrador más allá del descontento de las clases media y alta y que incluye a los sectores más pobres, que constituyen El voto duro de Morena.

“Desde mi punto de vista, no hay una propuesta de convocatoria que vaya más allá de los grupos sociales molestos y ofendidos por el discurso de López Obrador de ‘primero los pobres’ y contra las élites y los conservadores”, dice. “Parece suficiente ir en contra de López Obrador y seguir repitiendo los viejos elementos estructurantes del discurso del régimen de transición: democracia electoral, mercados abiertos, transparencia, rendición de cuentas, estado de derecho, que ninguno de ellos en el gobierno promovió para nada, pero mantienen repitiendo ese canto, que por otra parte ya se ha visto que la mayoría no tira de muchos, pero sí consigue convocar a ese grupo minoritario de la población que está molesto, enojado y ofendido.

Más allá de las clases media y alta

Una tesis rebatida por el diputado del PAN Gómez del Campo que asegura que, al menos su formación, está poniendo el foco en despertar el voto de los abstencionistas (alrededor del 40% del censo en las últimas elecciones) y sobre todo en ir más allá el nicho electoral de la clase media, urbana y con estudios superiores. “También nos dirigimos a las clases populares, a los 55 millones de mexicanos que perdieron el seguro popular y al resto de ciudadanos que han perdido los programas sociales durante estos años”, señala. Desde el PAN también destacan el ejemplo de las elecciones de 2021, donde la alianza opositora logró evitar que Morena revalidara la mayoría absoluta en el parlamento.

Mariana Gómez del Campo, diputada del PAN, durante su participación en la Cámara Baja el 11 de enero.
Mariana Gómez del Campo, diputada del PAN, durante su participación en la Cámara Baja el 11 de enero.Daniel Augusto (Cuarto oscuro)

Carlos Bravo Regidor, internacionalista y analista político, coincide con el diagnóstico de que en la oposición ahora “hay muchos líderes y poca militancia”. Muchos líderes, no necesariamente liderazgo. El académico señala que la oposición está replicando un problema heredado del régimen de partidos políticos sobre el que se sustenta la democracia mexicana desde hace décadas: líderes partidistas muy fuertes y militantes relegados y con muy poca influencia en la toma de decisiones. Bebiendo de esa herencia partidista, agrega, lo peor que le puede pasar a la oposición es “perderse”, en referencia a la historia de autofagia del PRD, que fue llevada a una crisis moral por los pleitos internos de tribus partidistas que no no saben cómo ponerse bien. Ya sin fuerza, el PRD ha quedado reducido a una comparsa del PAN y el PRI, que ya repartieron las candidaturas para este año y para el 2024, sin que el otrora fuerte partido de la izquierda mexicana se lleve una tajada del pastel electoral.

Bravo Regidor percibe una especie de “esclerosis política” en los tres frentes de oposición: no hay nuevos líderes, las propuestas abundan en lugares comunes y en el discurso cívico de la sociedad civil hay un matiz elitista. “Creo que el país que muestran en sus ideas y en sus rostros para la mayoría de la gente es uno que no se parece al país en el que viven. No porque algunas de las ideas y soluciones que proponen sean malas. El problema es que una cosa es tener un buen diagnóstico y otra conectar con la experiencia de las personas a las que teóricamente iría dirigido ese diagnóstico. Y creo que ahí está el gran déficit de la oposición”, afirma el académico. “López Obrador tiene muchos defectos, pero si hay algo que ha sabido hacer muy bien es hablarle a la mayoría de los mexicanos, decirles cosas que significan algo para ellos, que representan algo en sus vidas, que tener sentido para ellos”.

El presidente López Obrador saluda a sus simpatizantes a su llegada al Zócalo, durante la marcha que convocó el 27 de noviembre de 2022.
El presidente López Obrador saluda a sus simpatizantes a su llegada al Zócalo, durante la marcha que convocó el 27 de noviembre de 2022.emilio espejel

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By Confidencial de México

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