Salma Luévano, la primera legisladora trans en México: “Recibo amenazas de muerte todos los días” | Líderes de América Latina

“¿Por qué te disfrazas de mujer si eres hombre? ¿Ya encontraste la próstata? Eres un degenerado. Ya necesitas callarte la boca. Parásito. Pervertido. Ve al psicólogo y arregla tu cabeza, molesto”. Payaso de circo. Repugnante peste en la política del país, por escoria como tú, México es la burla del mundo. Nadie te quiere. Narco y pedófilo. Horripilante.

Estos son solo algunos de los comentarios que Salma Luévano, la primera legisladora trans de México, recibió en su cuenta de Twitter a principios de julio. En la misma línea, hay cientos. La mayoría fue en respuesta a una publicación en la que ella, junto a una foto suya, solo había escrito: “En la vida hay muchas oportunidades y una de ellas es encontrarte a ti mismo, amarte a ti mismo”.

Luévano (55 años, Veracruz) es una mujer muy alta y moderna, vestida con un traje negro. Atiende a EL PAÍS en el vestíbulo de un edificio de la Cámara de Diputados; detrás de ella, los rostros de algunos de los grandes presidentes mexicanos. Se siente cómoda con las luces y la cámara, se arregla el cabello, instruye a su equipo para organizar la próxima reunión del Comité de Diversidad, que ella preside.

Salma Luévano y María Clemente, legisladoras trans de Morena encabezaron la marcha de 28m contra los discursos de odio el 28 de marzo de 2022. Andrea Murcia (CUARTO OSCURO)

“En mis redes, a diario, en cualquier tema que sale, no solo legislativo, me amenazan de muerte, me señalan por mi identidad. Recibo un sinfín de calificativos horrendos que son odio y que no solo se lo hacen a Salma, se lo hacen a nuestra población”, señala y afirma: “Estos discursos de odio son la antesala de los crímenes de odio y lamentablemente han ido en aumento”. México es el segundo país de América, después de Brasil y muy por encima de Estados Unidos, con más delitos contra personas trans: 649 entre 2008 y 2022, según está documentado. el Observatorio de Personas Trans Asesinadas. Solo el año pasado, esta plataforma registró 56 asesinatos.

Luévano ingresó al Congreso mexicano como diputada en septiembre de 2021, por el partido que actualmente gobierna el país, Morena. Junto a su pareja, María Clemente, fueron las dos primeras transexuales en alcanzar ese nivel de representación. Un parteaguas en una región donde la esperanza de vida de las mujeres trans apenas supera los 35 años, frente a los 77 del total de la población. “Hemos marcado historia y es un gran precedente, no solo en México, sino a nivel internacional. Y, la verdad, también es un gran compromiso”, reconoce el diputado. El camino para llegar hasta aquí ha sido, y sigue siendo, una prueba de resistencia.

Trabajo sexual, aceite y peluquería

El menor de 13 hermanos, Luévano creció en Minatitlán, una ciudad en el sur de Veracruz cerca de la costa. Dice que era una niña tímida, que lloraba mucho. “He recibido acusaciones, violencia, discriminación y precariedad desde que tengo memoria”, dice. “No entendía por qué era diferente, ni por qué había tanto odio, toda esta persecución a una persona tan pequeña, ¿por qué esos golpes?”. Cuenta que se refugió en un “castillo” que creó debajo de la cama y que se entendió en el abrazo de su madre.

La diputada Salma Luévano mostró la bandera trans, durante la Sesión Ordinaria en la Cámara de Diputados.
La diputada Salma Luévano mostró la bandera trans, durante la Sesión Ordinaria en la Cámara de Diputados.Graciela López Herrera (Cuarto oscuro)

Alicia Luna fue una mujer de rancho, dice Salma, pero también “un ejemplo de resistencia y resiliencia”, y que la ayudó a descubrir su propia “luz”. Afirma sin duda que es gracias a ella que se ha adelantado a ella, que la convirtió en una mujer “segura y fuerte”, que fue quien le dio los cimientos sobre los que se reconstruye cada vez que su vida la golpea. abajo. Luévano transitó a la adolescencia, después de la secundaria, y en ese momento inició dos caminos: el primero está narrado con dignidad y el segundo es uno de los pocos momentos de esta entrevista en que ríe.

“El trabajo sexual es muy peligroso”, comienza, “sabes cuándo te vas, pero no cuándo vuelves”. Luévano habla de las compañeras golpeadas, encarceladas, asesinadas; de la falta de garantías, de pasar los días sin una vivienda digna, sin acceso a un hospital. De acuerdo a un informe De acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), más del 60% de la población trans en México sufre discriminación laboral y solo el 5% ejerce una profesión.

Con esto, Luévano también toca un tema delicado: las peligrosas inyecciones de aceite, vegetales y automóviles, a las que se sometían muchas mujeres trans por ser las operaciones estéticas más baratas. “En aquellos ayeres, las mujeres trans vivíamos bajo una presión social en la que si no tuviéramos cuerpos voluptuosos no encajaríamos en el patrón. Lamentablemente, como somos un grupo precario, y como la mayoría no tenemos seguridad social, nos volvimos charlatanes y comenzamos a llenarnos el cuerpo de aceite. Muchos murieron en esas planchas, otros a lo largo de los años y los que hoy lamentablemente llegamos a ponernos esos aceites en el cuerpo, pues somos esos sobrevivientes los que estamos viviendo y sufriendo estas consecuencias”.

Ese primer camino está relacionado con el segundo. “Como no quería pasarme toda la vida haciendo trabajo sexual, comencé a tener mis primeros ahorros, monté mi primer salón de belleza y de ahí en adelante. Empezó a irme bien y pude dejar el trabajo sexual”. Es cuando habla de los cortes de pelo que se hace desde que era una adolescente, con sus hermanas como conejillos de indias, cuando la sonrisa de Salma Luévano asoma a sus ojos. “Hizo algunos cortes brutales. Aprendí empíricamente, noté e imité. No sé ni cómo quedó, pero fue muy chido y la gente ya me buscó y fue a las casas a cortarse el cabello y bueno, ya gané unos pesos”, dice el diputado, quien sigue considerando ella misma es peluquera. Tanto es así que fue en su salón de belleza en Aguascalientes donde inició su camino hacia la política.

Derechos a golpe de sentencias

Hubo un momento en que se encendió una lucecita para Salma Luévano. Después de décadas de activismo, de poner el cuerpo por delante, Salma Luévano dice sentirse cansada, también frustrada: “¿Por qué no estamos en los espacios de decisión?”. “Pasan años de estar en esta resistencia, de luchar en las calles, y llega un momento de mi vida que veo que no avanzamos en este reconocimiento de nuestros derechos y me detengo”, relata. Hablando con unos amigos abogados, se les ocurrió recurrir a la llamada discriminación positiva, lo que ella ha bautizado como “cuotas arcoíris”, unos espacios en las instituciones reservados a “colectivos en situación de vulnerabilidad”, especialmente centrados en el colectivo LGTB+.

Salma Luévano cuando llegó a la juramentación como diputada.
Salma Luévano cuando llegó a la juramentación como diputada. Mario Jasso (Cuarto oscuro)

Inició con un oficio ante el Organismo Público Electoral Local de Aguascalientes y finalizó en el Tribunal Federal Electoral. Después de responder a todos los desafíos, Salma Luévano y su equipo obtuvieron el 10% de las plazas para las poblaciones desfavorecidas. “Él se iba a quedar en el local, había unos puestos de supervisores, y termina en el federal, en esos cupos que yo represento ahorita”, señala. La diputada se considera la “madre” de estos espacios, que defiende con uñas y dientes: “No son ni caprichos ni privilegios para las poblaciones. Estas cuotas no las ponen en cierto nivel de igualdad con esos grupos favorecidos, con esa cúpula de poder”.

Dice que en la Cámara hay dos diputados de 500, por lo que no es tan fácil “avanzar con la agenda”. La funcionaria recuerda que no hay una varita mágica y que ella no puede “sola”: “Necesito de la sociedad civil”. En estos casi dos años, Luévano ha presentado 24 iniciativas, relacionadas con los derechos del colectivo LGTB+, como la celebración de un día contra los discursos de odio o medidas contra las llamadas terapias de conversión. Además, la diputada destaca la importancia de la representatividad: “La llegada de una mujer trans a estos espacios de decisión normaliza lo normal. Educando sensibiliza, si sensibiliza crea empatía y creando empatía ayuda a bajar todas las estadísticas de delitos de odio. Por eso no podemos permitir que esa puerta que ya se abrió se vuelva a cerrar”.

Reconoce que cuanto más se hace visible la agenda, más fuertes son los ataques. Luévano incluso ha tenido que enfrentarse a la transfobia en la misma cámara de representación, cuando otro diputado, Gabriel Quadri, la llamó “señor”, tras afirmar que “los trans son hombres que se hacen pasar por mujeres”. Ella lo denunció por violencia política ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y ganó. La entidad condenó a la legisladora a realizar dos cursos, uno sobre violencia política contra las mujeres por razón de género y otro sobre violencia contra las personas LGBT+. “Por muy fuertes que sean los ataques, por mi identidad siempre he vivido en resistencia”.

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By Confidencial de México

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