La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) citó a la ministra Yasmín Esquivel a comparecer ante el Comité de Ética Universitaria por el caso de plagio de su tesis. En ese nombramiento, la jueza tendrá la oportunidad de ofrecer “los argumentos y pruebas que estime pertinentes, garantizando su derecho a la audiencia y defensa”, según ha dicho a Esquivel la presidenta de este comité, Elisa Speckman. La abogada no tendrá la obligación de comparecer personalmente, pero también podrá enviar un representante. Todavía no hay fecha para esta convocatoria, pero ya se abrió el plazo para que ella envíe los documentos “relacionados con el problema”.
Este nombramiento se enmarca en el nuevo proceso de investigación que ha abierto la universidad sobre el plagio de la tesis del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). A principios de enero, el Comité de Integridad Académica completó el análisis técnico y confirmó que el trabajo presentado por Esquivel en 1987 era “una copia sustancial” del documento publicado por otro estudiante, Edgar Ulises Báez, en 1986. Ese hallazgo fue ratificado la semana pasada por el rector Enrique Graue, quien calificó lo sucedido como una “conducta reprobable, una usurpación de ideas y talentos”: “El plagio de una tesis no es una cosa menor. Es un acto que pone en entredicho la ética y la moral de quienes cometen y ofende a quienes se esfuerzan por cumplir con este requisito académico.
Pese a haber verificado la infracción, Graue explicó que la universidad no podía emprender acciones contra Esquivel, porque la legislación universitaria no contempla ninguna forma de nulidad de títulos ya otorgados ni contempla sanciones por plagio. “Ni las autoridades ni el reglamento están facultados para retirar o anular un título de un egresado por estas causas”, dijo el rector, quien reconoció que el Caso Yasmin Esquivel había hecho mella en la reputación de la UNAM, una de las universidades más importantes de América Latina. “Sé muy bien que el prestigio de esta administración y de nuestra casa de estudios está en entredicho, pero no por eso actuaremos precipitadamente o de manera irresponsable ante presiones externas para emitir juicios sumarios”, dijo Graue.
En ese marco, el rector anunció el inicio de un nuevo proceso, que iba a comenzar convocando al Comité de Ética, que deriva de la Comisión de Honor del Consejo Universitario, “para revisar los dictámenes y pruebas” con el objetivo de “acomodar las debidas proceso al que toda persona tiene derecho con determinación y libertad”. Esta nueva investigación irá de la mano con el estudio de “alternativas” para otras “acciones disciplinarias adicionales”, señaló el rector, quien señaló que el último paso es convocar al Consejo Universitario, órgano de máxima autoridad colegiada dentro de la UNAM, “para analizar de manera conjunta las diversas opciones y acciones que eventualmente puedan llevarse a cabo, con la fuerza de la ley”.
El caso del ministro ha sacudido los cimientos de la UNAM. Su copia reveló todo un sistema de plagio en el seno de la universidad que obligó a la universidad a despedir a una de sus profesoras, Martha Rodríguez, quien había sido directora de tesis de Esquivel y Báez. Este diario constató que el maestro había dirigido al menos siete obras con distintos porcentajes de plagio, a partir de cuatro originales, a lo largo de tres décadas como docente. Rodríguez, que salió en defensa de la ministra desde el primer momento, ha anunciado que va a luchar contra la decisión de destituirla.
Desde que estalló el escándalo, Esquivel ha sostenido que es autora de su tesis “Ineficacia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del artículo 123 fracción A”. Para defender su originalidad, la ministra ha asegurado que empezó a preparar la obra en 1985, un año antes que Báez, pero que no pudo presentarla porque no había terminado la carrera de Derecho. Según la versión de la jueza, Báez logró apoderarse de su obra, agregó una investigación de campo y la publicó un año antes que ella. Todo con la bendición de Rodríguez. Sin embargo, el análisis de la universidad determinó que esa narrativa es falsa, y que la obra original es la de Báez de 1986.
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